InicioArte y Ficción - Lazos virtualizados Segunda temporada › Retornar a la tierra «un grito»

Retornar a la tierra «un grito»

Retornar a la tierra «Un grito»

Clarisa Label (ig: @clarisalabel)
Artista visual, Lic. en Cs. de la Educación. 

Egresada de la Carrera de Especialización en Psicoanálisis y Prácticas Socioeducativas, FLACSO-Argentina.

Ver su participación en el Coloquio/Simposio Internacional «Resistidas y desafiadas. Las prácticas en instituciones entre demandas, legalidades y discursos». 

 

El video muestra la obra en proceso.  Se trata de una invitación a participar en una convocatoria de La Casona de los Olivera (ig @lacasonadelosolivera), Centro De Arte Contemporáneo, Complejo Cultural Chacra De Los Remedios, a realizarse entre fines de septiembre y diciembre.

“En estos tiempos que el cuidado del medio ambiente es imprescindible para la continuidad de la vida, concebimos esta muestra de objetos escultóricos cerámicos.

Un grupo de artistas poblarán los jardines de La Casona De Los Olivera, con singulares contenedores de plantas.

Retornar a la tierra es una muestra viva que se está gestando. Por eso, durante los próximos meses, compartiremos momentos de los procesos creativos, las inquietudes y reflexiones de les artistas participantes.

Al cocer la arcilla le quitamos los últimos vestigios de agua. Ese barro blando modelado, sacado de nuestro suelo, pierde su condición de contener y aporta fertilidad al mundo vegetal.  Pero una vez convertido en cántaro, nos devuelve una porción de naturaleza que antes le quitamos”.

Claudia Cambours, quien elaboró la convocatoria y es curadora de los Espacios Vecinales del Centro, se ha propuesto realizar un registro del trabajo de cada unx de lxs artistas que van a integrar la exposición.

Cuando Claudia me contó la propuesta, hubo un primer tiempo de no saber qué iba a hacer, hasta que me apareció una imagen.

Muchas veces mi obra nace a partir de alguna lectura. Entonces, surge el título, el nombre que da lugar a una idea que empieza a cobrar forma.

Esta vez primero fue imagen, puro impulso y me dejé llevar. Tomé dos panes de arcilla que había reciclado y me puse a golpear. 20 kilos.

La cabeza salió muy rápido. La imagen reclamaba su lugar en el barro. 

En mi cabeza había un grito.

No era EL grito. Era UN grito. Un grito que condensa muchos gritos.

¿Es un yo grito? ¿yo grito con otrxs?

¿Por qué ese grito?

Y pensé que era un grito por la tierra arrasada, atacada, despreciada. Por los pueblos que la cuidaron, conocedores del peligro, sabios en su veneración. La Quechua Pacha Mama, Ñuque Mapu más extensa para los pueblos mapuches.

La tierra incendiada, multiplicidad de bosques carbonizados junto con sus habitantes. 

La tierra contaminada, la muerte glifosato, las vidas que no valen nada para el mercado empresarial. El topador avance mecanizado desbastando la Amazonía hacia un destino mezquino de mayor acumulación y exclusión.

Pero también es un grito en la pandemia. Una voz que denuncia la mentira, los discursos que niegan la evidencia, desgarrada por los que no quieren ver. Es la impotencia frente al odio, es espanto por la insensible codicia enferma de poder. 

Un bramido al engaño enmascarado, aquel que se trasviste de reclamos libertarios. 

Y en la intimidad, en lo inmediato, es deseo de abrazos postergados, clamor por la desorganización enclaustrada, la sobrecarga computarizada, el control/autocontrol que nos mantiene vivos a costa de saturarnos el alma.